Ansenuza, mar de atardeceres dorados

Para una provincia mediterránea como Córdoba, saber que  Ansenuza es su mar de bellos atardeceres es un enorme tesoro.Será la primera vez que estemos ahí y vivir la experiencia me tiene realmente entusiasmada.

Desde la ciudad capital, tomaremos la ruta provincial 17 hacia el noreste, para recorrer 175kms. que nos lleven cerca de la laguna Mar Chiquita. Este enorme espejo de agua, atractivo de toda la zona, es una laguna de agua salada de 6 mil kilómetros de extensión y uno de los humedales salinos más grandes de Latinoamérica y el mundo.

Nunca pienses que algo no es posible en Córdoba, porque es una provincia maravillosa dispuesta a demostrártelo.

Llegamos a media mañana, prestos a contemplar la inmensidad del agua: el brillo que provoca el sol al pegar sobre la superficie es de un plateado increíble. En la Laguna desembocan los ríos Primero o Suquía, el Segundo o Xanaes y el Río Dulce.

La flora y la fauna del lugar, nutridos por un ecosistema rico y enorme es fabulosa.

Los distintos, por elegantes y coloridos, son los flamencos rosados. A decir verdad, no hay foto que haga honor a los colores de sus plumas, y la variedad de aves que rondan la laguna es interminable. Garzas y gaviotas completan el trío de aves acuáticas que son emblemáticas en la Mar Chiquita.

Al llegar medía abandonamos por un momento la contemplación de la laguna para ir a probar los platos emblemáticos de la gastronomía del lugar. Estamos decididos a comer nutria asada, que junto al pejerrey, son los platos estrella. Y acertamos. La cocción simple resalta sabores y la calidad de la materia prima.

De ahora en más no hay mejor plan que aguardar que caiga el sol. El atardecer en Ansenuza es el mejor de Córdoba. En este momento el plateado del sol pegando en el agua se transforma en dorados que anticipan el fin de un día maravilloso.

Compartir

Entradas relacionadas

Scroll al inicio
Ir al contenido