Villa Tulumba

Refugio del pasado colonial del norte cordobés, Villa Tulumba es imperdible entre sus hitos religiosos, su naturaleza agreste y sus emblemas citadinos sobre el antiguo Camino Real.

Entre callecitas empedradas, farolas añejas y antiguas casonas del siglo XVIII y XIX, Villa Tulumba es un “museo a cielo abierto” detenido en el tiempo, reflejando la época de las colonias. Se trata de uno de los pueblos más antiguos de Córdoba.

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Para conocer esta comuna, una buena idea es visitar su icono más destacado: la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que data de 1882. En su interior, resaltan un antiguo tabernáculo de estilo barroco y las pinturas del artista Martín Santiago. Una ocasión ideal para ir a Villa Tulumba será el segundo domingo de octubre, cuando se realizan las fiestas patronales.

Posta del Camino Real

En el corazón del casco histórico, las Cuatro Esquinas es otro de los rincones más pintorescos, tanto que sirvió de inspiración para las obras de múltiples artistas. Por su parte, la Calle Real desemboca en otra posta infaltable: la casa de la familia Reynafé, una de las más influyentes del país. Fue en ella donde se ideó la masacre de Barranca Yaco, que terminó con el asesinato del general Facundo Quiroga en 1835.

A pura naturaleza

Su entorno natural es bastante agreste; sin embargo, el río Suncho, que atraviesa de oeste a este la localidad, es el principal punto de encuentro entre tulumbanos y visitantes. Bordeado de vegetación autóctona, reúne su mayor caudal en la zona de Laguna del Molle y son sus márgenes el mejor recorrido para recorrer a pie, a caballo o en bicicleta.

El que desee realizar otros paseos, puede emprender una caminata hacia el paraje de la Ermita del Cerro, que no lleva más de una hora hacia el oeste de la villa. Si no, al Río Yosoro y Las Juntas y, más adelante, Caminiaga y El Perchel.

Más información

Cómo llegar: Villa Tulumba se encuentra a 150 kilómetros de la ciudad de Córdoba. En colectivo, se puede ir con Fonobus. En auto, habrá que tomar la RN 9 o elegir la ruta 60, desviando luego por la ruta 16 en Deán Funes o en San José de la Dormida.

Gastronomía: Cuenta con varios restaurantes, comedores y parrillas. Las colaciones caseras, las empanadas de hojaldre y el chivito asado son los favoritos.

Dónde hospedarse: Posee una hostería municipal, otros hospedajes y departamentos y un camping.

Qué hacer

Entre los infaltables se encuentra la capilla Nuestra Señora del Rosario, las Cuatro Esquinas, la plazoleta Granadero José Marquez y la casa de la familia Reynafé. Para obtener una panorámica, el monumento Cristo de los Granderos, y la Ermita del Cerro, para disfrutar de toda una jornada. Son ideales las caminatas, cabalgatas y paseos en bici.

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