Córdoba en otoño nos ofrece lugares en donde podemos observar la naturaleza y el encanto que el suelo despliega: estamos inmersos en un ambiente típicamente serrano, al norte del Valle de Traslasierras, en las inmediaciones de Pocho y Las Palmas, por un camino de tierra que atraviesa los agrestes dominios del lugar.
Crédito por forografías: Walter Cejas
Entre los innumerables palmares del lugar, se alza solitario un llamativo cerro de forma casi piramidal, ni más ni menos que un volcán inactivo. Pirámide natural casi perfecta que se asienta sobre el horizonte, recortando geométricamente el cielo y componiendo una de las imágenes más atractivas e intrigantes de la provincia.
Pero este volcán no es el único: algunos de fisonomía más rocosa que otros, con más o con menos vegetación, los volcanes Boroa, Poca, Velis, Yerba Buena y Agua de La Cumbre nos brindan su imponente imagen durante el recorrido.
Llegamos a Las Palmas, un pequeño poblado de viviendas típicas. Visitaremos su característica capilla: instalada sola en el paisaje, el comienzo de su construcción se remonta 300 años atrás. La gente de la zona nos comenta que sus vetustos muros de abobe pertenecen a la edificación original, al igual que la imagen de la virgen que guarda en su interior, pero que el resto de la construcción fue refaccionada.
Siguiendo el viaje, tomaremos la ruta provincial 28. El paisaje en el que nos encontrábamos hasta ahora cambiará rotundamente a medida que descendamos los casi mil metros de depresión del terreno.
Cuando pareciera que el camino terminará en una pared de roca, cortando toda posibilidad de continuar con el viaje, nos encontramos con el primero de los dos atractivos: los túneles. Una magnífica obra de ingeniería vial, construida a fines de 1930 con el fin de unir la provincia de Córdoba con La Rioja. El camino desciende a través de 5 túneles, brindando una espectacular visión de los llanos riojanos. Desde el lugar se contempla la Cascada el velo de la novia, conformada por de 12 saltos y un total de 180 metros de descenso, en medio de la Quebrada de la Mermela.
Más tarde, nos encontraremos con la Reserva Natural Chancaní, admirable porción de monte chaqueño en estado casi virgen y de prolífera fauna.
