Tala Huasi

Enclavada en el corazón de las sierras de Córdoba, a los pies de las altas cumbres y rodeada de una  vegetación exuberante, la localidad de Tala Huasi late al ritmo del río San Antonio, cuyas aguas cristalinas  discurren a través de este Rincón Mágico que nunca deja de sorprender por su belleza y encanto durante  todo el año. 

En Tala Huasi todo se mueve en un perpetuo equilibrio, el mismo que sirvió de escenario a los antiguos  pobladores aborígenes de la zona. Como hace miles de años atrás, el río se une en una ancestral comunión  con las costas de arena, el viento abraza las ramas de los árboles y el hombre disfruta de ese paraíso de  tranquilidad y frescura. 

El hechizo de Tala Huasi reside en su belleza natural y en los detalles que hacen de este pueblo un lugar  único en la provincia de Córdoba. Su nombre proviene de la unión de un término español (Tala) con otro  quechua (Huasi: casa), por lo que su significado se traduce como “casa del tala». Y es, también, hogar de  auténticas postales serranas que invitan a vivir una experiencia de inmersión plena en la naturaleza. 

Los senderos se pierden entre la vegetación autóctona, esa que carga el aire de perfumes típicos del  monte cordobés luego de una lluvia refrescante en el verano. Y uno nunca caminará solo: entre los molles,  aromos y chañares, detrás de los piquillines, las peperinas y los romerillos, se esconden familias de  jilgueros dorados, carpinteros laboriosos y cardenales de copete rojo.  

El canto de los pájaros al alba es uno de los espectáculos naturales más impactantes de la región. Es un  coro hipnótico en el que se entremezclan los sonidos de distintas especies, un acontecimiento especial  que nos dejará absortos en un momento irrepetible. La magia sucede y el mundo parece detenerse en  ese instante. 

Los zorritos tímidos sorprenden en los sitios menos pensados. Siempre ocultos en sus refugios camuflados  en el bosque serrano, suelen aparecer de un momento a otro y luego escapan raudos hacia la seguridad  de la vegetación tupida. Durante una recorrida por caminos poco concurridos también nos visitarán las  vizcachas, liebres, perdices y, en ocasiones muy especiales, el puma. 

Por la noche, cuando el cielo despliega todo su manto de estrellas y el pueblo parece descansar en el  frescor del rocío, la capilla de Tala Huasi es el balcón ideal para regocijarse con una vista de ensueño,  acompañados únicamente por el arrullo de los grillos. 

El verde intenso de los árboles y arbustos, el dorado frondoso de las playas de arena salpicadas de piedras  y el celeste profundo del cielo forman una paleta de colores perfecta, donde nuestro ecosistema de  serranías brilla en todo su esplendor. 

Y ahí, inmerso en ese paisaje de cuento, el visitante se olvida del tiempo y disfruta de los detalles: una  ronda de mates en familia, un asado con amigos o un libro a la sombra de los sauces al compás del  murmullo reparador del río, mientras los patos, las garzas y los cormoranes se pasean con tranquilidad en  busca de alimento. 

En Tala Huasi se respiran esos momentos únicos. La simpleza de lo natural, la armonía serrana y la paz  que contagia el río en su viaje eterno, se conjugan en un maridaje perfecto que nos atrapará por siempre.

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