Paseo por el pueblo peatonal de La Cumbrecita

Una de las mejores formas de conocer la rica historia que tiene La Cumbrecita es caminando por su centro histórico. En relación a esto, cabe recordar que este pueblo de montaña es peatonal y todo aquel que llegue en su auto particular deberá estacionarlo en la playa municipal sobre la ruta. Al descender del auto, habrá que ajustarse las zapatillas y prepararse para disfrutar del camino.

Rincones increíbles

Una buena manera de comenzar el recorrido es parar en la capilla histórica, un imperdible. Se trata de una construcción de estilo alpino que fue ideada por Helmut Cabjolsky, uno de los pioneros de la zona. Además, su entorno es mágico y es uno de los puntos con la mejores vistas hacia el valle.

A pocos metros se podrá encontrar la Fuente, la Plaza de los Pioneros y el Castillo, a donde vivió Erwig Müller, uno de los personajes del pueblo, pasó gran parte de su vida. Cuenta la leyenda que colocaba una bandera en la puerta de acuerdo a su humor: el color verde era señal de bienvenida.

Sabores y exquisiteces 

Esta visita puede coronarse con una merienda en la casa de té Ambachtklause (“Rincón de río” en alemán). Este lugar se creó con las recetas de Tante Liesbeth, la ama de llaves del fundador de La Cumbrecita. El entorno es muy pintoresco y se llega cruzando un puente colgante. ¿Recomendaciones? Las empanaditas de frambuesas y, obviamente, el strudel de manzana.

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