Las Iglesias de Córdoba

Desde la fundación de la ciudad, la religión fue uno de sus estandartes hacia el porvenir. El propio Jerónimo Luis de Cabrera cuidó que la tradición católica traída de España se estableciera en Córdoba. Las diferentes órdenes religiosas que arribaron a la Docta la continuaron, para legar un rico y vasto patrimonio, tanto material como inmaterial.

Una de las más visitadas es la Iglesia de los Capuchinos. La  construcción de esta imponente creación se dio a partir del año 1926, mientras que su inauguración data del año 1933, aunque solo fue totalmente terminada en 1980. Entre los años 2016 y 2017 se le realizó una restauración.

Esta construcción y sus símbolos fueron ideados por el arquitecto Augusto Ferrari, quien combinó elementos de reminiscencias góticas y románicas.

A medida que el edificio alcanza altura, sus personajes se elevan simbólicamente más cerca del cielo. Pertenece a la Orden Franciscana y fue elegida como la Primera Maravilla Artificial de la Ciudad.
El nombre original de la Iglesia de los Capuchinos es “La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús”, nombre que se  recuesta en el simbolismo de su aguja gótica que perfora el cielo.

La Catedral es otro gran hito del circuito religioso de Córdoba, enclavada en el centro histórico de la ciudad. La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es una de las principales joyas de la arquitectura colonial argentina. Desde los inicios de su construcción, en el año 1580, hasta los últimos detalles añadidos por el reconocido artista Emilio Caraffa en 1914, diversos estilos arquitectónicos han quedado plasmados en su diseño.

Concebida como templo mayor desde la fundación de la ciudad de Córdoba, la Iglesia Catedral es uno de los íconos más representativos de la capital cordobesa.

Otro edificio mayor es la basílica de San Francisco, muy importante en la tradición de la ciudad, ya que los primeros en llegar a Córdoba, poco después de la expedición del fundador, fueron los franciscanos. La orden, fundada por San Francisco de Asís, arribó en 1575.

En el solar que se le destinó erigieron una pequeña capilla de adobe y paja que perduró a lo largo de 15 años, funcionando como primera escuela de varones de la ciudad. Alrededor de la capilla se sepultaron los primeros acompañantes y familiares de Cabrera.

La iglesia actual se concluyó en 1794, tras 17 años de construcción. Es post-colonial, con un estilo clásico respetuoso de los cánones académicos. Presenta una única nave con altares a ambos lados. Se destaca la imagen de un Cristo yacente articulado confeccionado en madera estucada y policromada. El altar principal está dedicado a la Inmaculada Concepción de María, que se ubica entre Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. En la culminación del eje vertical puede verse a San Jorge, patrono de la iglesia.

En 1971, la iglesia San Francisco fue declarada Museo Histórico Nacional. Ella atesora un archivo de gran antigüedad y riqueza, junto con un exquisito mobiliario del siglo XVI. Por la calle Ituzaingo se conservan intactos el salón De Profundis y el antiguo refectorio.

 

Luego de visitar la orden más antigua de la ciudad, el recorrido religioso puede continuar por el circuito de los «De los Monasterios»: con el Monasterio de Santa Catalina de Siena –Obispo Trejo 34– y el Monasterio de las Hermanas Carmelitas Descalzas de San José –Independencia 158–.

Santa Catalina de Siena fue el primer convento de clausura del Virreinato del Río de la Plata, fundado el 2 de julio de 1613. Se realizó gracias a la contribución de Doña Leonor de Tejeda y Mirabal, quien al quedar viuda decidió donar su casa y sus bienes para el monasterio, bajo la advocación de Santa Catalina de Siena.

El templo actual fue de larga gestación ya que su construcción comenzó en 1814. El estilo arquitectónico es del renacimiento clásico italiano en tanto la entrada al convento posee características neobarrocas y data de 1932. En su interior conserva una valiosa colección de pinturas y alfombras ya que era costumbre de la época que las novicias, al tomar los hábitos, trajeran con su dote los cuadros de las devociones familiares. En 1971 fue declarado Museo Histórico Nacional.

Una bóveda central y altares laterales albergan un relicario del Niño Milagroso de gran devoción popular, ya que según la tradición, la imagen fue encontrada empotrada en un árbol en una localidad del norte cordobés.

Otro de los nichos más llamativos es el de Santa Catalina de Siena, patrona de la iglesia y del convento. El 4 de octubre de 1970 fue declarada por el papa Juan Pablo VI, doctora de la iglesia.

El Monasterio San José (también declarado Monumento Histórico Nacional) es el segundo convento de Córdoba con características similares al de Santa Catalina, realizado por propuesta de Don Juan de Tejeda. En la iglesia se encuentra la imagen de San José, patrono del Convento y en el altar mayor se destaca la imagen de Santa Teresa (S. XVIII), de madera tallada y policromada de 2,95 metros de altura.

Las antiguas celdas de clausura albergan una colección de objetos de arte y pinturas de carácter religioso, la mayoría de las cuales pertenecen a los siglos XVII, XVII y XIX. A un costado del monasterio vive la Congregación y hacia la derecha, el Museo de Arte religioso Juan de Tejeda.

«De las Basílicas»

El paseo puede continuar por la Basílica Nuestra Señora de la Merced -25 de mayo esquina Rivadavia-, declarada la Basílica de la Ciudad. En su interior alberga la Virgen de la Merced quien tiene el significado histórico para los argentinos por haber sido designada Generala del Ejército del Norte por Belgrano, quien invocó su protección y triunfó contra las fuerzas realistas de la Batalla de Tucumán el 24 de septiembre de 1812 por cuya razón le ofrendó su bastón.

En la actual esquina de Vélez Sarsfield y Deán Funes, la orden dominica erigió la Basílica de Santo Domingo. El edificio comenzó a construirse en 1639 y fue reparado varias veces tras numerosas inundaciones. Su estilo es del renacimiento barroco. Cobija en su interior, a la Virgen del Rosario del Milagro, patrona de la Arquidiócesis. La imagen apareció flotando en un ataúd en las cercanías del Puerto del Callao, en el Perú, con una leyenda que decía “Para Córdoba”. La imagen llegó en procesión a pie hasta su lugar de destino. En su camarín se hallan cuadros, banderas y donaciones para la Virgen. Es importante destacar que fue, el propulsor de la orden, Domingo de Guzmán, quien introdujo la devoción del rezo del santo Rosario.

El recorrido concluye en el circuito más conocido en Córdoba declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO en el año 2000: con la Iglesia de la Compañía de Jesús. Ubicada en Caseros esquina Obispo Trejo, la orden fundada por San Ignacio de Loyola levantó esta Iglesia entre 1640 y 1672, en terrenos donados por Manuel de Cabrera, nieto del fundador de la ciudad, integrando el conjunto de edificios de la Manzana Jesuítica.

La Compañía de Jesús tiene una rica ornamentación en el interior que contrasta con la austeridad de la fachada. Corresponde al estilo romántico sencillo. Tras su expulsión de Argentina, el patrimonio de los jesuitas fue reubicado en otras iglesias de la provincia.

Por último, la Capilla Doméstica, una verdadera joya del patrimonio jesuítico, fue construida entre los años 1643 y 1645, antes que el templo Mayor. Tiene un estilo propio del mestizaje barroco americano. Allí se resguarda la imagen de San Ignacio de Loyola, fundador de la orden.

Se trata de una propuesta que conjuga un recorrido por la historia de nuestra provincia pasando por los edificios que cimentaron su carácter cultural y religioso y dieron pie al apelativo de Córdoba como la ciudad “de las campanas”.

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