Estancias Jesuíticas, testimonio de nuestra identidad

Salimos de Córdoba por RN 9, siguiendo, siquiera en parte, el  trazado del antiguo Camino Real al Alto Perú. Así, damos comienzo a nuestro recorrido a través de la obra de la Compañía de Jesús en Córdoba, donde  se entremezclan el arte, la fe y los testimonios de una utopía de vida comunitaria, con valores solidarios y respeto por las diferencias.

Una historia colonial que nunca se olvidará 

Nuestro primer destino es la localidad de Colonia Caroya, habitada por descendientes de inmigrantes del norte de Italia y famosa por sus salames artesanales. Allí, visitamos la Estancia Jesuítica Casa de Caroya. A través de sus salas, realizaremos un increíble viaje hacia la historia de la estancia, que no es sino el reflejo de la historia cordobesa y argentina: en la época colonial sirvió de residencia veraniega a los estudiantes del colegio Monserrat; en los tiempos de la independencia nacional fue fábrica de armas blancas; luego, a partir de 1876, en la etapa de promoción de la inmigración europea, alojó a los inmigrantes friulanos que luego dieron origen a la localidad.

Luego conoceremos Jesús María, famosa por su festival de Doma y Folclore. Allí, se encuentra la Estancia Jesuítica San Isidro Labrador, pionera en la elaboración del vino en la región, donde se obtuvo el primer vino americano que fue servido en la mesa del rey de España. Recorremos las salas de la antigua residencia jesuítica, conmoviéndonos ante las extraordinarias obras de arte de imaginería religiosa surgidas de las manos de artistas nativos. Al llegar a la iglesia, nos sorprende la acústica del lugar y algunos se animan a compartir una canción, que resuena entre los muros legendarios.

El mediodía es la oportunidad perfecta para disfrutar de una picada de salames artesanales o un excelente asado criollo acompañado de los típicos vinos de la región.

Por la tarde, arribamos a la Estancia de Santa Catalina. Nos sorprende la belleza de su iglesia monumental, con su blanca fachada destacándose en el cielo serrano. Visitamos el interior, descubriendo pasadizos secretos y dejándonos llevar por la magia de las historias populares que se entremezclan con la leyenda.

Regresamos a Córdoba bordeando las Sierras Chicas, pasando por las pintorescas localidades de Ascochinga, La Granja, Villa Animi, Agua de Oro, Salsipuedes y Río Ceballos. Los ecos del pasado nos acompañan a cada paso, alimentando nuestra emoción.

Cuentan las crónicas que cuando San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús,  envió a San Francisco Javier al Oriente, le dijo: “Id, inflamad todas las cosas”. Algo de este fuego encendido por los jesuitas quedará en nuestro corazón para siempre.

Recomendaciones: para la realización de las excursiones, usar ropa y calzado cómodo y añadir un abrigo extra. En los meses de verano, aconsejamos el uso de lentes de sol, protector solar y gorro.

Datos Técnicos

Punto de encuentro: Lobby del hotel.

Tiempo aproximado: Jornada completa, de 9 a 19 horas.

Dificultad: Muy baja.

Público recomendado: Público en general.

Distancia: Aproximadamente 180 kilómetros.

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