Asombroso tramo del río Yuspe con playas de arena blanca

Formado por impresionantes cumbres macizas, las Sierras Grandes de Córdoba son un mundo dentro de otro mundo. Durante millones de años, el viento azotó con fuertes correntadas los cerros de esta zona cordobesa, provocando erosiones con aspecto de laberintos rocosos.

En esa disparidad de paisajes que Córdoba atesora y que nunca deja de sorprendernos, uno de los tramos del largo río Yuspe tiene una particularidad muy especial.

¿Córdoba tiene torrente subterráneo con playas de arena blanca?

Sí, esta geo-localización de Córdoba posee un caudal subterráneo y playas de arena blanca. En este encajonamiento, que particulariza al río Yuspe, pequeños arroyos costean al caudal con fuerza, hasta que el desnivel del terreno genera los abruptos saltos de agua que se imponen en el paisaje. Es el gran cajón del río Yuspe, jalonado de cascadas de agua, trechos encajonados y cuevas que forman un tramo subterráneo. En la época estival, esta aventura es una fantástica opción, ya que se podrá gozar del agua en cualquier momento del trekking.

En movimiento

Después de dejar los vehículos, comenzaremos a sortear las primeras y pequeñas dificultades que nos depara el trayecto. De repente, la orilla del río queda fuera del rango visual, cuando el sendero empieza a desaparecer mientras la corriente se encajona estrechamente. Desde esta ubicación se pueden apreciar fantásticas formaciones macizas. El caudal baja lentamente de las cimas serranas y en el descenso se generan grandes saltos de agua. Por momentos, la calma se apodera del frenesí que provoca el salto, pero la templanza del río dura poco, a medida que las amplias curvaturas del torrente van esquivando las montañas con dirección al este cordobés.

Después de pasar por un portal de roca que enmarca el río, se abre paso una inmaculada y bellísima playa de arena. Río abajo aparecen hoyas de piedra de distintos tamaños: la más asombrosa, en forma de “L”, seguida de un piletón largo y profundo, es ideal para darnos el gusto de unas brazadas. Luego del merecido chapuzón, caminamos por un tramo en ascenso que nos aleja del costado del río, hasta llegar a la zona de “Las Cuchillas”.

En la orilla de enfrente, los cerros acompañan al río con unos cortes sedimentarios que parecen esculpidos con cuchilla. Se trata de inmensas tajaduras en la roca, con separaciones perfectas y paralelas que forman canaletas para las cascadas que desembocan en el río. Bajando cómodamente por un sendero más visible, llegamos al recodo donde se encuentra “El santuario”. Playita de arena, curva en “L” del río, es un cajón de piedra muy especial, que se esconde detrás de un enorme mimbre. El rincón se completa con una pared forrada de helechos: ambiente selvático que nos recuerda a los cenotes de la Península de Yucatán.

Tras el descanso, el almuerzo y el baño en aguas frías son un hecho esperado. Luego, iniciamos la vuelta, espaciado con períodos de descanso que nos deparan sitios totalmente diferentes a los del recorrido matutino.

El río ofrece otras posibilidades para realizar trekking. Una de las tantas opciones es ir río abajo en busca de hermosas cascadas, hasta llegar a la “Hoya Techada”: una gran bóveda que protege una hoya bastante profunda.

¡Cuidado! Transitar por ríos subterráneos es una experiencia inolvidable, pero también una actividad de alto riesgo. Se recomienda realizar este tipo de recorridos con la presencia de guías de turismo alternativo habilitados para tal fin. Es importante tomar todas las medidas de seguridad y, en épocas de precipitaciones, estar informado sobre las posibles crecientes .

La extensión de la caminata (ida y vuelta) hacia la zona de “Las Cuchillas” y “El Santuario” es de 7,5 kilómetros.

Contacto: Miguel Martínez.

N° de teléfono: +54 9 (3525) 611071

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