Secretos ocultos en las sierras cordobesas

A pocos kilómetros de la localidad de Unquillo, se encuentra un capilla construida en 1947 por el inmigrante veneciano Guido Buffo. El templo se alza en homenaje a su mujer e hija, víctimas de la tuberculosis. En su interior, exquisitos frescos representan el cosmos, la fragilidad de la vida y el hábil trazo del artista italiano, que fue además científico, arquitecto, cosmógrafo y pedagogo.  Sobre el piso del templo se reproducen las posiciones de los astros en el día y hora de muerte de su hija. La construcción general de la capilla representa la forma de un caracol serrano y es testimonio de la habilidad, la devoción y el amor de un hombre hacia su familia. La propuesta es llegar hasta allí para descubrir su fascinante historia y comenzar a desentrañar los secretos ocultos de las sierras.

Cuando Guido Buffo llegaba a la Argentina, en 1910, ya contaba con vastos estudios en Bellas Artes que había cursado en Venecia y Paris y con un excelente manejo del italiano, el francés, el castellano y el latín. Cuatro años más tarde contrae matrimonio con Leonor Allende, primer periodista cordobesa y al poco tiempo, forzado por el estado de salud de su mujer y su única hija, adquiere 30 hectáreas de sierra en un paraje cercano a Unquillo y traslada allí su familia en un intento por paliar los síntomas de la tuberculosis que ellas padecían.

La primera en morir víctima de la enfermedad es Leonor, en 1931. La hija, Eleonora, la sobrevive tan sólo 10 años, y Guido Buffo finalmente queda sólo en aquella gran casona levantada en plena sierra. Al año siguiente, comienza a alternar su tarea de escritor y ensayista, con la construcción de una capilla y cripta en tributo a su mujer y su hija.

«En mi alma… una soledad llena de silencios… Pero aunque muy hondo es mi dolor, me siento feliz, oh señor, al imaginar que mis bienamadas están cerca de ti.» Así se lee el lamento del artista en uno de los muros de la capilla.

Para el momento de la muerte de su hija, Buffo ya había escrito un ensayo filosófico y había sido docente de dibujo y estética, Director del Museo de Iconografía Científica del Litoral y Presidente de la Comisión Provincial de Bellas Artes en Santa Fé. Años más tarde, la prolífica obra del inmigrante italiano se fue diversificando; una comedia lírica publicada en 1947, dos ensayos científicos sobre rotación terrestre y fenomenología presísmica y un tratado sobre educación estética y dibujo.

Al tiempo que efectuaba sus trabajos, Guido Buffo aplicaba todos sus conocimientos en la construcción de la capilla en homenaje a su familia. En el piso de la misma, están reproducidas las posiciones de los astros en el día y la hora del fallecimiento de su hija. Los frescos que decoran las paredes y el techo fueron plasmados por él mismo y son los únicos en América hechos con la misma técnica de Miguel Ángel, sobre revoque calizo. En las imágenes pintadas se representa el cosmos, la fragilidad de la vida y la inminencia de la muerte. La pequeña capilla encalvada en las sierras tiene la forma de un caracol serrano y en su interior descansan los cuerpos de la familia Buffo. Antes de morir, el polifacético pensador dona sus bienes a la nación Argentina y crea el Parque de Montaña de Villa Leonor. En la actualidad, el paraje Los Quebrachitos, continúa siendo un rincón de naturaleza perdido en el relieve. El pequeño arroyo que serpentea entre la vegetación pasa frente a la hermosa capilla que aun se mantiene en pie. Conocerla implica comenzar a desentrañar alguno de los secretos más ocultos y más fascinantes que alberga el verde manto de las sierras cordobesas.

 

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